La escuela se ve obligada a adaptarse a estos cambios, tanto en el proceso de enseñanza-aprendizaje (competencias y objetivos educativos, en el rol del profesor como mediador, en el rol del alumno -competencia de aprender a aprender-), en la organización escolar (infraestructuas, gestión...)...
A su vez, también ha habido un cambio en cómo se percibe la atención a la diversidad. De un modelo centrado en el déficit (etiquetado de deficiencias y caracterizado por resaltar las limitaciones de las mismas), la atención a la diversidad ha pasado a centrarse en un modelo curricular (escuela comprensiva, integradora, basada en las necesidades educativas y en las características del alumando).
Asímismo, las tecnologías de la información y la comunicación son un elemento normalizador, por lo que el acceso a las mismas debe estar garantizado.
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